¿El fin de la madera clara en casa? Por qué qué vuelve la ‘oscuridad’ en muebles, paredes y suelos
El mobiliario noble fabricado en teca, nogal o caoba, tildado de desfasado no hace tanto, se ha convertido en objeto de deseo


El ‘boom’ por el hiperminimalismo que desató la década de 2010 con los países nórdicos como referente (y el templo que diseñó Axel Vetrvoordt para la Kanye West y Kim Kardashian en el epicentro de todo), hizo que los colores claros dominaran el diseño de interiores. El confinamiento intensificó ese cara a cara con nuestros hogares y la búsqueda de luz natural como vía de escape, no solo a través de ventanas y terrazas, sino en todo el mobiliario de una vivienda. A las paredes níveas, los muebles sin ningún adorno y la artesanía de cal, se unió la madera clara como un himno generacional que nunca podría llegar a cansarnos. Hasta ahora.
Tras la pérdida de hegemonía del color beis (aunque el Pantone 2024 quisiera dilatarla un poco más) y una saturación de la estética comfy en todo el mercado, el interiorismo aplaude con interés el regreso de las maderas oscuras. Ese ritmo cíclico que se le atribuye a la moda cobra cada vez más peso también en la decoración, y ahora es el turno de mirar con buenos ojos a esos suelos y muebles nobles fabricados en teca, nogal o caoba que fueron tildados de desfasados no hace tanto. Clásicos modernos como la casa Fisher de Louis Kahn, construida en los años sesenta en Hatboro (Pennsylvania), que destaca por sus muros revestidos de madera de cedro rojizo, vuelven a estar de plena actualidad.

La hotelería de lujo ha sido la gran promotora de este revival hacia la calidez de lo oscuro. En 2017, el emplazamiento madrileño que ocupó la iglesia de San Luis Obispo en el siglo XVIII, y más adelante el edificio Montesol y los cines Acteón, vio alzarse los cimientos del hotel Thompson. El contraste es la gran definición de su proyecto de interiorismo conceptualizado por el estudio madrileño López y Tena; frente a las grandes cristaleras que miran hacia la Plaza del Carmen, una densa capa de nogal se extiende por todo el lobby hacia las entrañas del hotel.
Su apuesta por esta madera noble, de veta rica y tono semioscuro se debió a su elegancia y sofisticación. “Es ideal para este tipo de espacios ya que permite crear una narrativa coherente y contemporánea en todo el interior combinando funcionalidad, confort sensorial y estética atemporal”, explican Penélope Tena e Ignacio López, fundadores del estudio madrileño. Su tono equilibrado, prosiguen los expertos, interactúa con la luz natural y artificial al crear atmósferas envolventes y refinadas. Su presencia evoca artesanía de calidad y lujo discreto, una tendencia en alza en la estética del siglo XXI. “Y actúa como contrapunto natural a materiales más fríos o brillantes, lo que eleva la experiencia del a una sensación envolvente de exclusividad y recogimiento”.

En un plano más cercano, el de las viviendas residenciales, la oscuridad también avanza a pasos agigantados. Antonio Matres, interiorista y arquitecto español con una cantera emergente de clientes en la Gran Manzana, ha defendido la madera oscura en múltiples proyectos. Una herramienta capaz de aplacar el debate entre sobriedad funcional y teatralidad de los materiales que, apunta, parece vivir el interiorismo actual. “La madera sigue siendo una declaración de intenciones”, explica a este periódico.
Noho, la residencia de 2024 que proyectó en Jane St (West Village) inspirada en el espíritu industrial de la ciudad, responde a este tratado. El ladrillo, los metales sobrios y el vidrio texturizado casan con el uso preponderante de la madera oscura por toda la vivienda. Una cocina diseñada a medida en nogal americano o un banco-mueble que recorre la primera estancia como una espina dorsal, reflejan la frescura que este material puede aportar a toda una vivienda. “La madera es vida. Tiene memoria y, nos conecta con algo primitivo que trasciende lo estético. Descalzarse y caminar sobre un suelo de madera que ha absorbido el calor del sol es una experiencia sensorial profunda”.

Aunque Matres reconoce que las maderas claras siguen siendo tendencia debido a esa sensación de confort, calma y limpieza emocional que transmite a sus clientes, incide en que conviven con pátinas más opacas. Estas permiten generar espacios con mayor dramatismo, presencia escenográfica y una carga sensorial más intensa. “El estilo nórdico ha evolucionado. Aquella estética limpia, casi clínica, ha dado paso a un enfoque más natural y cercano al wabi-sabi japonés, donde se celebra la imperfección, el desgaste, el tiempo. Vemos más piezas antiguas mezcladas con contemporáneas, más texturas que narran una historia”, apunta.

El experto recomienda apostar por las maderas oscuras en toda la vivienda, incluidos los baños. Es una forma de ligar las estancias y convertir la casa en una unidad, no solo a nivel conceptual, sino físico. “Además, hoy existen tratamientos magníficos contra el agua”. El objetivo es transformar espacios meramente funcionales en algo más: tu sala de estar privada, tu balneario, tu rincón de lectura. “Se igualan al resto de la casa en dignidad y belleza. Y eso cambia por completo la forma de habitar”.
Frente al uso ilimitado en toda la vivienda, Matres lo acorta a un tipo concreto de casa. Hablamos de un lujo no solo económico, sino también conceptual. “Si no entra en un presupuesto, prefiero que no se intente imitar con vinilos o superficies impresas”. El interiorista insiste en que se aprecie de verdad que es madera. “Es importante que no se cubra con colores sólidos ni se intente ‘maquillar’. Si no va a celebrarse su naturaleza, es mejor optar por otro material. La madera merece ser mostrada con dignidad”.
Cocinas, las impulsoras de la ‘nueva oscuridad’ en una vivienda
Las cocinas mutan con las modas casi al mismo ritmo que el resto del mobiliario. De ahí que el sector experimentara en 2024 un crecimiento del 6,54% solo en España, según los datos presentados por la Asociación de Mobiliario de Cocina (AMC).
En el plano estético, hemos pasado de planificar una cocina blanca y aséptica para que soportara con dignidad el paso del tiempo, a secundar todo tipo de tendencias con menor o mayor acierto. De la fiebre por los cuarzos naturales en las encimeras al repunte del lujoso mármol, pasando por los revestimientos de azulejos tipo metro a baldosas mediterráneas, colores estridentes como rojo o verde pistacho (antes de imponerse el gris taupe), el destronamiento de las cocinas abiertas o (la más reciente) el aluminio por encima de todo.

Este 2025, las maderas oscuras toman el relevo. Según el informe 2024 Global Kitchen Trends de Houzz, un 38% de los diseñadores de interiores europeos ya incorpora regularmente maderas oscuras en sus proyectos de cocina, frente al 24% que lo hacía en 2021. “En los últimos años –y especialmente en 2025– hemos constatado un claro repunte en la demanda de maderas oscuras para el mobiliario de cocina y la carpintería interior”, explica Juan Luis Salvador, presidente de AMC.
Tras más de una década marcada por el predominio de cocinas blancas, minimalistas y de líneas nórdicas, apunta el experto, se percibe un giro hacia estilos más cálidos, sofisticados y envolventes: “Tonos como el nogal, la caoba, el wengué o la teca están ganando protagonismo tanto en frentes de cocina, encimeras, ados y elementos decorativos”.
“Los consumidores buscan ambientes orgánicos, naturales y acogedores, alineados con la tendencia global hacia la sostenibilidad y la conexión con la naturaleza”, señala Salvador, y recomienda el uso de piedras naturales, ya sean oscuras como el granito negro, la pizarra o el mármol gris (aportan robustez y sofisticación en encimeras y salpicaderos) o porcelánicos y superficies sintéticas de color blanco o con vetas grises. Así se compensa la intensidad visual y resulta más fácil su limpieza.
Detalles metálicos en tiradores y cierres, además del uso de cristal y elementos traslúcidos en vitrinas o estanterías abiertas son otras maneras de dar dinamismo a una cocina. “Además de encajar con estilos diversos, como el industrial o rústico, son ideales para cocinas abiertas al salón. Ayudan a integrar visualmente ambos ambientes con una continuidad estética sofisticada”. También son aptas para espacios reducidos, siempre que equilibremos con paredes claras, iluminación estratégica y superficies reflectantes. “Pueden aportar mucha personalidad sin comprometer la sensación de amplitud”.

Carlos Toledano, CEO de BANNI, coincide en el valor que este material está adquiriendo en las cocinas actuales. “En BANNI llevamos meses detectando que la madera oscura vuelve a estar en primera línea del interiorismo de lujo. El mercado internacional –y el español no es la excepción– demanda espacios más sensoriales y envolventes, y las vetas profundas del nogal, la teca o la caoba aportan esa dosis de carácter que el minimalismo blanco ya no consigue por sí solo”.
Este revival no es un capricho estético, sino que responde a la búsqueda de ese lujo silencioso que ha definido la estética aspiracional de los últimos años. Después de la saturación cromática postpandémica, explica Toledano, la gente asocia los tonos oscuros a la artesanía, la atemporalidad y el bienestar. “Lo vimos en Milán y París este año, donde el cabinetmaking oscuro se combinó con texturas ricas para crear auténticas cápsulas de confort”.

Para acabar con el temor generalizado de que la madera oscura resta luz a toda la estancia, Toledano tiene la clave. “El secreto está en equilibrar. Por ejemplo, ar una pared con roble ahumado y, en paralelo, enfatizar aperturas, fondos claros y una iluminación cálida regulable”. Por ello recomienda introducirla de manera gradual –un aparador de caoba o un frente de cocina en nogal es un buen comienzo– y combinarlas con metales cepillados, piedra clara o lacas satinadas. “Así evitamos la sensación de pesadez y ganamos profundidad y sofisticación”.
La cara más solemne del mobiliario
El nogal y el ébano se popularizaron con el art decó con muebles de almacenamiento como gabinetes, tocadores y armarios de cóctel. Ese mueble castellano y recio, tan recurrente en la casa de nuestros abuelos, creó una fuerte animadversión como símbolo de la contramodernidad.

Tras su rechazo generacional, regresa ahora por la puerta grande. Lo vemos en multitud de formatos y estilos. Marcio Kohan, al frente del estudio MK27, reformula para la firma Minotti este material en la escultural mesa de café Bézier. Inspirada en la curva paramétrica ideada por el matemático francés del mismo nombre, su base de metal se ajusta a una silueta orgánica e irregular culminada por un tablero de nogal Canelatto, procedente de Norteamérica.

La serie de almacenaje Piuma, un diseño de 2024 de Antonio Citterio para Flexform, también ensalza el dramatismo de la madera a través del color. Las líneas rectas y sencillas se contraponen al uso de maderas raras y preciosas como el ébano amara o la pluma de caoba, que acentúan la línea esbelta y esencial del mueble. Kave Home también se suma a esta gama cromática en su catálogo, con diseños tan dispares como una versión en nogal de su emblemática silla Gena o la bandeja de acacia Zoa con acabado oscuro.

Para el equipo creativo de Westwing Collection, firma que ha abanderado la presencia de las maderas oscuras en el mobiliario, no se trata de un regreso nostálgico a estilos tradicionales, sino más bien de abrazar su elegancia y sensualidad de manera moderna. Sillas, aparadores, rios decorativos, e incluso piezas de exterior, se suman a la tendencia. El efecto incluso va más allá del mobiliario. “El revestimiento completo de paredes, estanterías a medida y molduras detalladas en tonos oscuros pueden transformar una habitación y darle una verdadera sustancia arquitectónica”, explica Alexandra Tobler, directora creativa de la firma.

A la hora de planificar su presencia, la clave está de nuevo en el equilibrio. ”No debe utilizarse de forma aislada. En su lugar, mejor combinarla con materiales táctiles y contrastantes como el travertino, cerámicas artesanales, metales cepillados o envejecidos”. Los textiles naturales como el lino o la lana también sirven para suavizar el resultado, mientras que los neutros cálidos ayudarán a evitar que el espacio se perciba como demasiado formal. “La madera oscura aporta una elegancia enraizada que es difícil de igualar. Cuando se utiliza con intención, eleva un espacio sin abrumarlo”.

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