window.arcIdentityApiOrigin = "https://publicapi.elpais.noticiases.info";window.arcSalesApiOrigin = "https://publicapi.elpais.noticiases.info";window.arcUrl = "/subscriptions";if (false || window.location.pathname.indexOf('/pf/') === 0) { window.arcUrl = "/pf" + window.arcUrl + "?_website=el-pais"; }Roland Garros 2025: Gauff se eleva entre el caos de Sabalenka y, ahora sí, triunfa en Roland Garros | Tenis | Deportes | EL PAÍSp{margin:0 0 2rem var(--grid-8-1-column-content-gap)}}@media (min-width: 1310px){.x-f .x_w,.tpl-noads .x .x_w{padding-left:3.4375rem;padding-right:3.4375rem}}@media (min-width: 89.9375em){.a .a_e-o .a_e_m .a_e_m .a_m_w,.a .a_e-r .a_e_m .a_e_m .a_m_w{margin:0 auto}}@media (max-width: 35.98em){._g-xs-none{display:block}.cg_f time .x_e_s:last-child{display:none}.scr-hdr__team.is-local .scr-hdr__team__wr{align-items:flex-start}.scr-hdr__team.is-visitor .scr-hdr__team__wr{align-items:flex-end}.scr-hdr__scr.is-ingame .scr-hdr__info:before{content:"";display:block;width:.75rem;height:.3125rem;background:#111;position:absolute;top:30px}}@media (max-width: 47.98em){.btn-xs{padding:.125rem .5rem .0625rem}.x .btn-u{border-radius:100%;width:2rem;height:2rem}.x-nf.x-p .ep_l{grid-column:2/4}.x-nf.x-p .x_u{grid-column:4/5}.tpl-h-el-pais .btn-xpr{display:inline-flex}.tpl-h-el-pais .btn-xpr+a{display:none}.tpl-h-el-pais .x-nf.x-p .x_ep{display:flex}.tpl-h-el-pais .x-nf.x-p .x_u .btn-2{display:inline-flex}.tpl-ad-bd{margin-left:.625rem;margin-right:.625rem}.tpl-ad-bd .ad-nstd-bd{height:3.125rem;background:#fff}.tpl-ad-bd ._g-o{padding-left:.625rem;padding-right:.625rem}.a_k_tp_b{position:relative}.a_k_tp_b:hover:before{background-color:#fff;content:"\a0";display:block;height:1.0625rem;position:absolute;top:1.375rem;transform:rotate(128deg) skew(-15deg);width:.9375rem;box-shadow:-2px 2px 2px #00000017;border-radius:.125rem;z-index:10}} Ir al contenido
_
_
_
_

Gauff se eleva entre el caos de Sabalenka y, ahora sí, triunfa en Roland Garros

La estadounidense, derrotada hace tres años por Swiatek, remonta a la número uno, perdida entre sobreexcitación y errores, hasta 70: 6-7(5), 6-2 y 6-4, en 2h 38m

Gauff posa con el trofeo de campeona en la Philippe Chatrier.
Alejandro Ciriza

Rompe a llorar otra vez Coco Gauff, emocionada de nuevo. Pero nada tienen que ver este desenlace y estas lágrimas con las de hace tres años en París, cuando fue devorada por Iga Swiatek y por la presión de afrontar su primera gran final, y se marchaba entonces reprochándose que no había estado a la altura de las circunstancias ni del escenario, presa entonces de la polaca y también del nerviosismo. Muy distinto este epílogo. Aryna Sabalenka, corriente a favor al principio, es la que cae esta vez en la sobreexcitación y la que se pega un tiro en el pie. Son dos miradas radicalmente distintas: el hielo frente a la cólera. Al final, levanta otro grande la estadounidense, el segundo de su carrera. El primero en el Bois de Boulogne: 6-7(5), 6-2 y 6-4, en 2h 38m.

La diferencia os obvia: una tenía un plan, la otra no. Pese a su progresión en la interpretación del juego, la número uno continúa fiándolo todo en exceso a su instinto, a esa pegada que unas veces se lo lleva todo por delante y otras, directamente la derruye. Devastador el registro. El contador refleja 70 errores no forzados. Una bestialidad. Milagroso, de haberse llevado el premio. Paga cara la inmersión en el caos y termina inclinándose sin remedio. Así que la bielorrusa tuerce el gesto sin disimulos. Al final se derrumba. Tras la derrota de enero en Australia contra Madison Keys, se le escapa otro gran título y llora: “Después de dos semanas tan buenas, mostrar un nivel tan terrible duele mucho. Volveré más fuerte”.

Lo contempla con empatía Gauff, una competidora que va asentando al ritmo adecuado las bases de una brillante carrera. Se trata de su segundo major, después de que se estrenase hace dos años con el US Open de Nueva York, y alza ahora el trofeo en la Chatrier tras recibirlo de manos de la belga Justine Henin, que contabiliza cuatro. Pasos cortos pero firmes, seguros. Una explosión controlada. Irrumpió con 15 años, siendo una niña en Wimbledon, y el trabajo y el tiempo van perfilando a una tenista cada vez más competitiva, ya con méritos reseñables en el expediente. A sus 21 años, también es maestra. Con un tenis-diesel, no especialmente atractivo a ojos del aficionado pero cada vez más pujante, la norteamericana crece.

Una década después, Gauff recoge el testigo de Serena Williams. Sin embargo, en términos tenísticos, poquito que ver entre una y otra. Una arrolladora y la otra pura resistencia. Así se hace con esta primera condecoración en París. Envuelta en una chaqueta de cuero tras la ceremonia, se observa en el móvil para asegurarse de que saldrá bien en la foto y lo festeja: ahora sí, campeona. Deuda saldada. Es la dos del mundo y con seis años menos, está a un solo Grand Slam de Sabalenka, quien gobierna con puño de hierro pero a la que se le resisten los grandes escenarios esta temporada. Paradójico: nunca había gobernado con tanta firmeza, pero a la hora de la verdad, dos borrones. Si quiere hacerse grande, no se lo debería permitir.

Y eso que ha tardado muy poquito, apenas un suspiro en dar el primer arreón. En su línea, para qué esperar. Desde la primera bola, se tira a la yugular. Paciencias las justas, no entiende de especular. Enfrente hay una jugadora a la que le falta un punto mayor de osadía, porque Gauff vive en la trinchera y la grandeza exige de abandonarla de vez en cuando para el ejercicio de la captura. Demasiado contemporizadora la estadounidense, intentando salir de la zona de confort pero todavía incomoda cuando deja la línea. Como viene sucediendo, la final está aparentemente en la raqueta de Sabalenka, impacto a impacto, asumiendo la número uno los beneficios y también las responsabilidades; esto es, los riesgos, la penalización, las facturas.

Afinada es imparable, pero si se encasquilla asoman las costuras. La reina está nerviosa, interrumpe los saques ante cualquier sonido, le mosquean el llanto de un bebé y las ruedas de los carritos. Pero aun así, salva el primer set. Deshace el nudo y resopla. Ha comenzado muy mal el desempate, torcida, demasiado tensa, situada la adversaria a solo dos puntos de llevárselo. Pero lo culmina extraordinariamente bien. Luego, sin embargo, prevalece el orden, la mesura, el resistir y sobre todo, la concentración de Gauff. Frente a la fiebre de la otra, ella mantiene el tipo. Ni pestañea. Buen método para una final de este calibre, el que le guía hacia la gloria en París y a dar otro estirón hacia donde se presagiaba. La niña de entonces ya es toda una campeona.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad , así podrás añadir otro . Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_