El drama de los cubanos reclutados por Rusia para la guerra en Ucrania
La inteligencia ucrania estima que miles de personas fueron captadas desde 2022 con la complicidad del Gobierno de Díaz-Canel. Algunos afirman que llegaron bajo falsas promesas


En agosto de 2023 se conoció el nombre de los primeros soldados cubanos al servicio de Rusia en el frente de batalla contra Ucrania . Andorf Antonio Velázquez García y Álex Rolando Vega Díaz, dos jóvenes de 19 años uniforme de recluta, con el rostro imberbe y asustado, aparecieron en un video pidiendo ayuda, tras ser contratados desde Cuba para realizar supuestas labores de construcción. Dijeron que unos les prometieron un salario de más 2.000 dólares. Que les iban a garantizar un pasaporte ruso. Sin entender cómo, terminaron en la tercera línea de la guerra. “Todo ha sido una estafa”, afirmaron en ese entonces. “Necesitamos que nos ayuden para poder salir de aquí”.
Esas declaraciones tuvieron un fuerte impacto en Cuba y avivaron las sospechas en un sector de la sociedad de que el Gobierno de La Habana, de manera silenciosa, estaba facilitando el envío de mercenarios a la guerra, respaldando a su socio histórico en el conflicto. La Dirección General de Inteligencia del Ministerio de Defensa de Ucrania difundió el pasado mayo una estimación que sitúa en 20.000 la cifra de cubanos movilizados desde el comienzo de la invasión rusa en 2022, aunque algunas fuentes consideran muy inflada esta cifra y la rebajan a varios miles.
Según los datos de la inteligencia ucraniana -obtenidos a partir del análisis de pasaportes extranjeros de mercenarios que firmaron contratos con el Ejército ruso a los que tuvieron - se trataría de la intervención cubana en el exterior más grande desde la guerra de Angola, a mediados de los setenta. Entre 6.000 y 7.000 cubanos se encuentran hoy en el campo de batalla, según las mismas fuentes, el segundo mayor contingente después de los más de 10.000 enviados por Corea del Norte. Ucrania calcula que entre 200 y 300 cubanos han fallecido en la guerra.
Algunas de las historias de cubanos fallecidos se han difundido en redes sociales: el año pasado, por ejemplo, murieron Raibel Palacio, de 21 años, tras el ataque de un dron ucraniano; Yansiel Morejón, de 26 años, exboxeador y maestro; o Michael Valido, de 31 años, quien esperaba regresar pronto a la isla. Hay muchos más rostros y nombres. Hay otros de los que nunca se ha tenido noticias. Hoy, por ejemplo, nada se sabe de Andorf y Álex, si regresaron a casa tras cumplirse los contratos de un año, o si perdieron la vida en el campo de batalla. EL PAÍS intentó comunicarse con sus familiares, pero no ha obtenido una respuesta.
La inteligencia ucrania ya había revelado en 2023 una lista con 253 pasaportes de cubanos reclutados. Desde entonces, dicen, las cifras han aumentado. El nuevo informe asegura que llegaron más de 1.000 entre marzo y mayo, de los cuales ya han perdido la vida 38.
“No cabe la menor duda de que el régimen de Cuba participa activamente en la guerra contra Ucrania, facilitando el reclutamiento activo de mercenarios, así como enviando sus propias tropas de seguridad”, declaró a EL PAÍS Maryan Zablotskyy, miembro de la asamblea legislativa ucraniana, quien presentó el informe en Estados Unidos. Según esta información, un 40% de los cubanos reclutados son parte del aparato militar del Gobierno. “La profundidad de sus conocimientos es indiscutible. El resto son personas que pueden o no saber lo que se avecina”, afirma Zablotskyy.
El trabajo de la inteligencia ucrania con los documentos de identidad ha arrojado otros datos: el cubano más joven en haberse ido a la guerra tenía 18 años y el mayor, 62. La edad media es de 38 años y hay personas provenientes de prácticamente todas las provincias del país. “A los mercenarios cubanos se les ofrecen 2.500 dólares al mes”, estima Zablotskyy. “Basándose en las primas por firmar en Rusia y otros países, el Gobierno cubano puede obtener fácilmente 50.000 por mercenario”. Por los propios testimonios de algunos soldados, se sabe además que ha habido irregularidades con los pagos prometidos. “En todos los casos, los que firman contratos con el ejército ruso reciben una bonificación. Como sabemos que a veces no llegan a manos de los reclutas, es muy probable que las reciba el Gobierno cubano”, añade el legislador.
Un viaje a la guerra por “engaño”
Los nombres de Elena Shuvalova y Dayana se popularizaron en Cuba hace un tiempo. Corrían de boca en boca entre los jóvenes desesperados por largarse a alguna parte, no importaba a qué sitio. Sus os de WhatsApp o perfiles en redes sociales, incluso los anuncios que hacían ofertando “paquetes” para viajar a Rusia, se regaron como pólvora en los barrios cubanos. Según varios testimonios, estas mujeres reclutadoras ofrecían contratos en ruso que la gente firmaba sin apenas entender. Por un contrato de un año, les garantizaban unos 2.500 dólares mensuales, un pasaporte ruso y el viaje gratis.
Muchos volaron hasta Moscú desde el aeropuerto de Varadero, en Matanzas, sin necesidad de visado, ya que Rusia es uno de pocos países que no exige este trámite a los ciudadanos de la isla. Un cubano que lleva años viviendo en ese país, que prefiere ocultar su identidad, relató a EL PAÍS que, los reclutas son conducidos hasta una comisaría militar a firmar el contrato y, “cuando reciben el pago inicial, les sacan el dinero que gastaron en el pasaje”. “El contrato con el Ejército ruso es libre, cualquiera puede firmarlo, y si eres extranjero puedes aplicar a la ciudadanía rusa después de un año de servicio”, cuenta.
En medio de la crisis económica que ha impulsado el mayor éxodo reciente en Cuba, esta parece haberse convertido en una opción de salida para quienes no contaban con el dinero suficiente para llegar a Estados Unidos o probar suerte en otro país. No obstante, muchos de los lo han intentado aseguran haber sido engañados. “Todos afirman no conocer la gravedad de la guerra una vez que se enfrentan a ella”, dice Zablotskyy. En un primer momento, les dicen que irán a realizar trabajos como constructores, obreros o agentes de seguridad.
Así le sucedió supuestamente a Frank Dario Jarrosay Manfuga, un músico y exprofesor de Geografía de 36 años de la ciudad de Guantánamo, en el oriente cubano. El año pasado viajó a Rusia con el objetivo de trabajar en la construcción, y terminó enrolado en el Ejército. En marzo fue capturado por los ucranianos. En la cárcel donde permanece lo visitó en dos ocasiones Orlando Gutiérrez Boronat, secretario general de la Asamblea de la Resistencia Cubana (ARC), quien ha denunciado la presencia de cubanos en la guerra. Boronat contó a este periódico que, en el primer día de Frank en el centro de entrenamiento militar ruso en Ucrania, vio morir ante sus ojos a cuatro cubanos durante un ataque en Donetsk.

“Yo di el paso por la necesidad, no por otra cosa”, le dijo Frank durante la entrevista. Hoy el Gobierno de La Habana no lo acepta de vuelta, y el de Moscú no lo reconoce como mercenario. Frank, sin embargo, asegura que prefiere seguir preso antes de volver a la miseria en la que vivía en la isla, según cuenta Boronat.
“No hay que ir a la guerra y creerse falsas promesas”
En mayo del pasado año, Miguel Díaz-Canel le deseó “éxitos” al presidente ruso Vladimir Putin en “la operación militar especial” en territorio ucraniano. Fue la confirmación del apoyo de La Habana hacia Moscú desde la ofensiva de Moscú en 2022. A La Habana no le conviene poner en juego a su aliado histórico, de los pocos que le han ayudado a sostener la deprimida economía del país en los últimos años. Entre 2006 y 2019, Rusia prestó 2.300 millones de dólares a Cuba. En 2014, Putin condonó el 90% de la deuda cubana con Moscú, que ascendía a 35.000 millones de dólares. En medio de los constantes cortes de luz eléctrica en el país, se supo de un préstamo ruso de 65 millones para comprar petróleo, y la donación de dos millones para arreglar las añejas plantas del sistema eléctrico. Otros acuerdos aluden a inversiones y estimulación del turismo.
“Rusia ha ofrecido algún tipo de ventajas a Cuba, pero espera que haya beneficios tangibles para ellos también”, asegura el economista Ricardo Torres, exinvestigador del Centro de Estudios de la Economía Cubana y profesor en la American University de Washington. “Durante la guerra, creo que los rusos han apreciado el apoyo diplomático que les ha dado Cuba, en la ONU y en otros foros internacionales. La cuestión es si las relaciones entre Rusia y Estados Unidos mejoran sustancialmente, y la guerra termina, lo que puede ofrecer Cuba pierde valor”.
Cuba, hasta ahora, ha ofrecido su silencio, y su apoyo solapado en escenarios internacionales. Al inicio de la invasión, no obstante, negó que estuviera enviando mercenarios a Rusia. Luego de las muchas denuncias a una red de tráfico desde la isla, el Gobierno encarceló a 17 personas aparentemente involucradas. Un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores afirmó que “Cuba no forma parte del conflicto bélico en Ucrania”, y el Gobierno se encargó de transmitir que un delito por “mercenarismo” podía cobrarse con hasta 30 años de privación de libertad. No obstante, después se supo que las autoridades cubanas liberaron a los detenidos.
Por eso, una tesis extendida es que el reclutamiento de cubanos para ir a la guerra cuenta con la complicidad oficial. “Por supuesto que ningún reclutamiento de este tipo hubiera ocurrido sin la aprobación explícita del gobierno cubano”, asegura Zablotskyy, quien el mes pasado denunció la situación en Bruselas, en la sede del Parlamento Europeo. “Debería haber sanciones al régimen por sus acciones. Como mínimo, creo que es razonable que la Unión Europea cancele la financiación del régimen”, sostiene.
El ucraniano también insiste en que el costo de ir a la guerra es demasiado alto para los cubanos, que deberían pensarlo mejor antes de dar el paso. “La tasa de mortalidad entre los cubanos es muy alta. Los rusos no participan más tarde en canjes de prisioneros con respecto a los cubanos”, dice. “El Gobierno cubano tampoco reconoce a los mercenarios y no pide la devolución de los capturados. Y los rusos rompen sus promesas de dejar ir a cualquiera en un año. Cualquier cubano que firme el contrato se queda indefinidamente hasta que los rusos decidan dejarlos ir. No hay que ir a la guerra y creerse falsas promesas”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad , así podrás añadir otro . Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
